FUENTE: Energy Capital & Power
La posición de la Unión Europea sobre el gas ha sido esquizofrénica desde hace tiempo, impulsada aparentemente más por sus consideraciones geopolíticas y geoeconómicas que por la preocupación por el clima.
Preparatorio La actual carrera por el gas ha hecho a varios observadores enarcar lascejas, especialmente en países con altos niveles de consumo interno de este recurso producido localmente. Algunos temen que los acuerdos de exportación puedan dar lugar a un desvío del gas de consumo local hacia el exterior, sumiendo a las poblaciones locales en la pobreza energética a corto plazo para asegurar el consumo de la UE. Pero también hay interrogantes a largo plazo. Aunque algunos de los acuerdos anunciados se han presentado como infraestructuras preparadas para el hidrógeno verde, lo que algunos ven como una vía para la descarbonización, persisten muchas incógnitas sobre la longevidad del interés de la UE por el gas y los riesgos que esto puede suponer para las economías africanas. Esta cuestión es objeto de apasionados debates en los países africanos exportadores de gas, ya que la UE ha enviado señales contradictorias en el pasado reciente. El cambio de rumbo de la política energética de la UE genera incertidumbre para todos los implicados. El recientemente anunciado REPower EU (el plan de la UE para reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos y acelerar la transición ecológica) ha sido alabado por los optimistas como un compromiso para aumentar las energías renovables. Pero hay dudas sobre los recursos financieros que respaldan las inversiones de este plan, lo que pone en duda su viabilidad y la verdadera intención que hay detrás. Puede decirse que es más claro en cuanto a la estrategia para asegurar otras fuentes de suministro de gas (basándose en los esfuerzos realizados por los distintos estados miembros de la UE y sus respectivas multinacionales)que en cuanto a la forma en que la Unión financiará sus empresas de energía renovable.
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